Hay modelos de factura y modelos de factura. No todos son igual ni sirven para lo mismo. Pero cuando digo que no todos son igual, no solo me refiero a la variada tipología de facturas (factura ordinaria, factura proforma, factura simplificada, etc.), sino también a la calidad del modelo. Pues aquí pasa como con los coches: sí, todos son coches y sirven más o menos para lo mismo o tienen funciones algo diferentes, pero no es lo mismo un Volkswagen que un Fiat (y que Fiat me perdone).
O por utilizar un ejemplo de los nuestros, de la facturación: no es lo mismo un modelo de factura de Word o Excel que un modelo de factura de un programa de facturación. Todos tienen la misma función (son un documento de compraventa igual de válido), pero no todos tienen la misma funcionalidad: no es lo mismo hacer facturas con Word y Excel que hacerlas con un programa de facturación, del mismo modo que no es lo mismo conducir un Volkswagen Golf que un Fiat Punto (y de nuevo una disculpa a los damnificados por el Fiat Punto).
¿Qué es un modelo de factura?
Sin definir antes un concepto es imposible operar. Esto es algo que sabemos desde Aristóteles, de quien se cumplen 2.400 años de su nacimiento. Pero aquí no queremos escarbar tan hondo. Tan sólo queremos aclarar qué es un modelo de factura.
¿Y qué es un modelo de factura? Pues como la palabra indica, se trata de una plantilla de factura, un ejemplo o referencia a la hora de hacer facturas. Y como todo modelo o plantilla de factura, ha de constar de unas formalidades legales. Aquí van:
- Título. Aunque no lo parezca, el título importa. Si no pone “Factura” en algún sitio, no es una factura, aunque todo lo demás esté correcto.
- Numeración. Sin número tampoco hay factura que valga. Además, si sigue una serie numérica esta ha de ser correlativa y sin saltos. De lo contrario, tendrás un follón con Hacienda.
- Fecha de emisión y fecha de vencimiento. Sencillo: ha de constar el día, mes y año en que emites la factura y cuándo vence.
- Condiciones de pago. A 8 días, 14 días, 30 días, 60 días, etc.
- Información de tu cliente. Y también de ti. Nombre y apellidos o razón social, dirección, NIF o CIF, teléfono y correo electrónico.
- Descripción del producto o servicio. Esto incluye la cantidad, el tipo de IVA (21%, 10% o 4%) e IRPF (si procede) y el precio en neto y bruto.
- Importe total (y subtotal). Muy al final hay que señalar lo que tu cliente te ha de pagar en conjunto, desglosado en neto (es el subtotal, y va sin IVA) y en bruto (el total a pagar).
Pues bien, esto es lo básico que necesitas para hacer un factura. A continuación te mostramos un modelo para Word y Excel y así te ahorras la paliza de tener que empezar de cero.
¡Descárgate nuestros modelos de factura para Word y Excel!